lunes, 23 de julio de 2012

Ancestra, de Enrique Ballesteros

El plan de un grupo de amigos de pasar el fin de semana en una tranquila venta en el corazón de la sierra cambia completamente cuando uno de ellos descubre que su difunta tía abuela formó parte de un utópico proyecto para alumbrar un mundo nuevo en el cual se salvara el recuerdo de los ancestros. Un embrión que se gestó en aquel edificio y que se vio truncado por el estallido de la Guerra Civil.

Así arranca 'Ancestra', del escritor malagueño Enrique Ballesteros. A lo largo de sus 204 páginas, el recuerdo de una época pasada va girando hacia un relato donde el existencialismo, el miedo a la muerte y, por qué no, el debate entre azar y predestinación, guían al lector por una atmósfera de misterio y decadencia en el que la tensión es la nota dominante, hasta el punto de sentir el escenario de la novela como un lugar opresivo del que se quiere salir, pero que no se puede hasta haber desentrañado todos sus secretos.

Llega un momento en el que el reloj parece detenido, y esa agonía de sentirse atrapado, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo, mantiene enganchado al lector en un relato que se presta a ser devorado, pero que, a pesar de no ser muy extenso, deja sin resuello a quien se introduzca en 'La Nada'...

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